David Vega (La Verneda, Barcelona, 1998) va ser medalla de plata en el campionat mundial de gimnàstica trampolí el 2023 (Birmingham, Regne Unit) i de bronze per equips als europeus del 2024 (Guimaraes, Portugal). Sempre ha competit amb el seu club des que era petit, l’ASME. Després d’anys d’esforç i de preparació al Centre d’Alt Rendiment de Sant Cugat, ara viatja a París per tal de participar als Jocs Olímpics. Només setze gimnastes de tot el món lluitaran per pujar al podi. Diu sentir-se orgullós de ser del barri, destaca els talents que n’han sorgit i demana que s’ajudi i promocioni al jovent.

¿Qué es la gimnasia trampolín?
Por comparar con el atletismo, todo el mundo desde que nace está acostumbrado a andar y correr. Pero no a saltar a seis metros de altura. Por cada centímetro que subes se multiplica el riesgo de que si caes te hagas daño. El trampolín es un deporte que necesita mucha concentración. Es muy exigente. A esa altura juegas con la gravedad.
Es un deporte al que le falta ser más popular. Es atractivo, emocionante y diferente. A cualquier persona que lo vea, de primeras le va a impresionar.
¿Compensa el esfuerzo?
Trae muchas cosas positivas. Una es que te aporta muchísimos valores: disciplina, constancia, sacrificio. Tarde o temprano una persona los va a necesitar. El deporte te prepara para la vida.
Otra es que yo estoy viajando por todo el mundo. Eso enriquece mucho. Ver otras culturas hace que aprendas mucho más sobre la vida.
Yo animo a los chicos y las chicas a que hagan este deporte. Les va a gustar botar en la cama elástica y tener la sensación de volar.
¿Cómo fueron sus inicios?
De pequeño jugaba a fútbol en el Júpiter. Me gustaba mucho jugar los partidos pero lo de entrenar me aburría.
Un día me llamó mi tía y me dijo que mi primo iba a competir en el ASME, al lado de casa. Cuando vi los saltos de cinco o seis metros de altura quedé impresionado. Antes de acabar la competición le dije a mi madre que quería apuntarme.
Empecé desde la base con una entrenadora, Aroa, y avancé muy rápido. Un entrenador, Julio, el padre de Guillermo Villa, que es mi entrenador actualmente, consiguió que le cogiera más cariño al deporte y que tuviera más ambición.
Estuve dos años entrenando en el ASME. A los once y medio empecé a competir en la Copa Catalana. Normalmente siempre subía al podio, tanto en minitramp, doble minitramp y trampolín. Los entrenadores del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, Guillermo Villa y Alejandro Milán, me dieron la oportunidad de ir a entrenar con ellos. Estuve durante dos años más y me ofrecieron la beca mixta en el CAR de Sant Cugat. Ahí ya cambian las cosas. Has de cambiar de instituto, ya no vas a estar con tus amigos cerca, solo vas a ver a tus padres por la noche. Es duro, hay gente que no se acaba de adaptar.
¿Qué vida llevaba en el CAR de Sant Cugat?
Un día normal era así: entras a las ocho de la mañana al instituto y sales a las once; de las once a la una y media, primera sesión de entrenamiento; luego a comer y descansar hasta las tres y cuarto y vuelves a entrar en el instituto hasta las seis; y luego a entrenar otra vez hasta las ocho. Luego a casa, a estudiar y hacer los deberes.
Cuando cumplí los dieciocho empecé a estudiar para la prueba de acceso a Grado Superior en el Centro de Formación de Adultos La Verneda. Y entré en el Grado Superior de Condicionamiento Físico que hacían en el CAR de Sant Cugat. Cuando lo acabé entré en la universidad y ahora estoy en el INEFC de Barcelona.
¿Cuáles son sus expectativas en los Juegos Olímpicos de París?
En nuestro deporte solo hay dieciséis plazas para los juegos. Hemos de crear una buena rutina y quedar entre los ocho primeros. De los dieciséis, pasan ocho. Nuestro objetivo principal es estar entre los ocho primeros, pasar a la final. Y dar lo mejor para estar en el podio. A veces crees que no puedes hacer una cosa y, a base de trabajo, lo acabas consiguiendo.
¿En qué consiste su ejercicio?
Has de hacer diez saltos seguidos. Cada salto diferente. Cuatro triples y los otros dobles, con bastantes giros longitudinales. El objetivo es hacer la mayor dificultad posible.
Además, hay otros tres valores: cuánto tardas en hacer los diez saltos. Cuánto más tardes, mejor. Se premia el que vayas más alto. Por otra parte está la ejecución. Y el último valor es caer en la cruz, en el centro. El objetivo es hacerlo perfecto: alto, difícil, bonito y acabar en medio.
Siempre ha estado muy ligado al barrio y a ASME…
Hay bastantes chicos y chicas del barrio que han tenido éxito. No solo en el deporte. Hay un chico del Barça, Alejandro Balde, que era de aquí del barrio, que vivía en la rambla Prim. Otro, Roger Marco, amigos desde pequeños, está en Madrid trabajando con uno de los referentes del fitness español. Algo tiene el barrio que crea talentos. Estoy orgulloso de ser del barrio y se lo digo a todo el mundo.